Como que la comida sabe mejor con tortilla, por ejemplo.
Texto Dixie Meléndez
1. La pupusa es el mejor platillo salvadoreño. Y 100% salvadoreño. ¡Ay de aquel –hondureño– que quiera tratar de robarse la idea y hacer creer que es de ellos! La pupusa es el platillo que no falta los domingos, que se toma con los dedos y se acompaña con salsa y curtido.
2. El curtido es como el arroz. ¿Qué es el curtido? preguntan los extranjeros: es ese picadillo de repollo con cebollas, zanahorias y jalapeños que se dejan “curtir” en vinagre. Lo comemos con casi todo: tamales, pupusas, casamiento, tostadas, pastelitos, yuca… En serio, lo comemos más que el arroz, pero menos que las tortillas.
3. Las tortillas son sagradas a la hora del almuerzo. Y desayuno, cena, aperitivo –depende la gravedad del caso–. Lo cierto es que las tortillas complementan nuestros platillos y sin ella, la comida simplemente no tiene sabor o “no sustenta” como dirían las abuelitas.
4. ¿Caminar yo? Es cierto. Somos un país pequeño y tenemos todo a nuestro alcance, pero seamos honestos: no nos gusta caminar. Preferimos manejar hasta la tienda –que está a dos cuadras o menos de 50 metros- que caminar, y menos si estamos en pijamas y alguien nos pueda reconocer.
5. “Vamos por un par con mis cheros”. Puede sonar a un código indescriptible para los extranjeros, pero en El Salvador es la frase clave para pasarla bien. Ir por un par –de cervezas claro– termina siendo una borrachera que no se esperaba y más si estamos con nuestros cheros… amigos pues, “panas”, “compañeros del alma”.
6. Tenemos un grupo específico. Están los amigos de la universidad, los del cole, los del trabajo y “los de noche”, o los de parranda. ¿Unirlos en un solo grupo? ¡Imposible!
7. Micheladas para la goma. Aunque es una costumbre bastante mexicana, en El Salvador la hemos adoptado muy bien. La michelada o el mix de salsa negra, pimienta, limón y chile, a la que se le añade la cerveza resulta ser un remedio eficaz para la resaca o “goma” como le decimos aquí.
8. ¡Vamos a bailar! Hemos de aceptar que la cultura latina y más la salvadoreña reluce al son de la salsa, merengue y cumbias. ¡Que a la mayoría se le da muy bien!
9. Para todo hay tiempo. Si eres de aquí, estarás de acuerdo que eso de tramitar documentos 15 días antes de que venzan no va con nosotros. Nosotros hacemos filas para sacar todo a última hora.
10. Aquí, o llueve o hace calor… o los dos. El punto es que el calor no nos abandona. Es como ese fiel amigo que nos acompaña, recordándonos que pase lo que pase, el siempre estará ahí.
11. Queremos probar todo. ¿Ir a un pueblo y comer tortas de carretón? Eso es para los locales. Nosotros somos de “arranque”, nos gusta conocer y dentro de eso está el probar el plato típico de ahí. Si es San Miguel, nos aventuramos al garrobo, San Vicente… no nos importa que digan que es carne de “chucho”, ¡igual la queremos comer!
12. ¡A la verga! No, no es ninguna mala expresión. Hace mucho dejó de serlo. Los salvadoreños tenemos una cultura que gira en torno a esta palabra. Puede ser para bien como el ¡que vergón”, algo así como “que chivo” o “que buenísimo” o para mal: “a la verga!” sinónimo de mandar todo al diablo.
13. Cabal ahí es. ¿Le atinaste?, ¿ya sabes dónde queda?, ¿el color chiltota? Cabal, ese que es como anaranjado y rojo. El cabal es una de las palabras más salvadoreñas que existe. Denota certeza, seguridad, cabal… eso.
14. Hay una palabra para describir todo. Y si no lo “voladiamos”, “Pásame ese volado”.
15. O es impuntual o no existe. Si un salvadoreño te dice “quedamos a las 2:00 en punto”, no le creas. Mucho menos si es mujer. Dale tiempo, 15 minutos por lo menos. POR LO MENOS.
16. Exageración en su punto máximo. Quién sabrá por qué razón, pero nos gusta causar asombro en lo que contamos. Sabrás que alguien exagera un poco cuando termina su historia con “te lo juro”, “no te miento”, “no te doy paja”, “es en serio”.
17. El “te quiero” más sincero que escucharás. Somos fríos para expresar sentimientos, por lo que cuando nos atrevemos a decir “te quiero”, valóralo. Puede ser que a los 15 minutos de haber conocido a alguien lo escuches, pero es sincero. No sabemos hasta cuando, pero en el momento es lo más honesto posible. Es en serio.
Esta bonito :d me gusto leerlo sigue escribiendo cosas así :D saludos
¡Muchísimas gracias! Saludos.
el volado de la 14 está bien 13…y alguna bien 12 XD
Vale verga sería más acorde que a la verga!
El color chiltota es amarillo, tal como las plumas del pajarito que lleva ese nombre. No es anaranjado y rojo. Por lo demás, muy bueno ?
Por increíble que parezca, el tradicional color «chiltota» al que nos referimos los Salvadoreños, es un amarillo chillante, casi color naranja.
En realidad el ave es de color amarillo pero nuestra gente – igual yo – lo utilizo para el amarillo chillante «amarillo extremo tirando a rojo» hehehe.
Reblogueó esto en La Guanacoteca… un lugar peculiary comentado:
Así somos…. enterate
La michelada no Es salvadoreña. In «sopon de gallina o de patas» si es salvadoreño.
A la verga no decimos en El Salvador, «vale verga» si es expresión del salvadoreño. Creo que quien escribió el artículo o es muy joven y ha notado como la cultura mexicana se ha metido en El Salvador por todos lados, o no averiguo bien.
la michelada no es salvadoreña, hubieran puesto un tapis
El color chiltota no es amarillo amarillo. Ese es amarillo pollo. El color chiltota es algo así como Kolashampan desteñido; amarillón tipo mamey casi sazón.