Nuestra selección de lugares en donde tu creencia religiosa queda de lado para darle paso a un mundo colorido y lleno de tradiciones.
Texto Dixie Meléndez
1. Izalco, Sonsonate
A 65 km de la capital San Salvador.
Si alguna vez han escuchado que las mejores alfombras del país se elaboran en Izalco, Sonsonate, no estaban exagerando, aquí el tamaño es lo que importa y los materiales que se utilizan son tan impredecibles que pueden ser desde flores hasta aserrín y sales de colores.
Nuestro momento favorito es el Santo Entierro (Viernes Santo) el día en el que cientos de feligreses representan los momentos más dolorosos posteriores a la crucifixión.
2. Panchimalco, San Salvador
A 15 km de la capital San Salvador.
Mientras en la mayoría de las ciudades salvadoreñas, el Domingo de Ramos se conmemora con una procesión en la que sus feligreses portan palmas y ramos, en Panchimalco la tradición se cumple al pie de letra. Literal.
La historia cuenta que cuando Jesús llegó a Jerusalén pidió un burrito para montarlo y es lo que sucede en las calles de Panchimalco, la imagen de Jesús recorre las principales calles sobre uno de estos animalitos, convirtiéndola en una tradición bastante particular.
3. Suchitoto, Cuscatlán
A 47 km de la capital San Salvador.
Observar el Santo Entierro (o participar) en una ciudad inmersa en la época colonial trasciende los sentidos. Sus pintorescas calles de piedras adornadas con alfombras, las casas antiguas que se erigen a un lado y la bellísima iglesia de Santa Lucia como telón de fondo… ¡Una verdadera belleza! Y el fervor católico ni hablar, toda la Semana Santa, aquí tiene ese toque especial que a muchos atrae.
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